Antes de lanzar un producto o servicio al mercado es necesario reducir su riesgo de fracaso.
El test de concepto consiste en hacer una descripción detallada de la idea del producto al consumidor.
Su objetivo es comprobar cómo se interpreta y se evalúa este concepto entre los distintos consumidores. Se averigua hasta qué punto puede ser aceptado por el consumidor, qué valores le ven y con qué categoría de producto sería asociable por el consumidor.
Entre las preguntas que se deben responder en una prueba de concepto se incluyen:
- ¿Los consumidores entienden el concepto?
- ¿El concepto tiene una falla importante?
- ¿El producto satisface las necesidades de algún segmento?
- ¿Qué conceptos alternativos se preferirían?